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Previamente en Tratando de Entender Al Mundo:
Mar-08 No Me Esperen En Abril
Dic-07 No hay Dulce Navidad para Algunos
Oct-07 Nueve Meses Antes
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Capítulo 4:
Un día me tocó, me tenia que tocar, el momento en el que estabamos solos los dos.
- ¿Cómo te sientes? -le dije a mi hermano, quizá un poco tonto preguntarle eso a alguien con una enfermedad terminal.
- Me siento tan bien como alguien que conoce su destino puede estar- fue lo que él me dijo.
Luego empezó el silencio..
A pesar de conocer, tragicamente perfecto, el sentimiento de que nada es posible y de que todo está perdido, me encuentro frente a alguien que quizá necesita esos animos, pero, ya vi lo que sucede, no hay un dulce final en este camino, no hay de donde sostenerse para intentar un último esfuerzo, simplemente va a ocurrir y sin importar lo que diga ÉL VA A MORIR, entonces, ¿palabras de aliento?, deberian ser palabras de despedida, lo mejor es conversar acerca de lo bueno que fue vivir porque su adios ya tiene fecha, ya recuerdo todas las pistas que me traje del sueño, ya se que día va a ser, ya sé que sus ojos no verán la luz de mayo.
A veces siento que me he vuelto muy sórdido con esto de la muerte, despues de todo, saber una fecha no hace que la espera sea mejor, en todo caso, es peor, y el no poder decirselo me hace sentir culpable, asi que mientras estaba solo con él nos limitamos al pasado, a recuerdos felices de una infancia dura, para mí, pero un poco más alegre para él, luego de nuestro tiempo junto tuve que salir, tenia que liberar mis culpas en cualquier otro lugar, no dejarle saber o siquiera sospechar del secreto que llevo desde que regresó a casa.
Otra vez estoy en el parque, aqui parece ser el lugar perfecto para pensar, respirar aire puro y tal vez por un momento no sentir ganas de contarle a todos que día deben empezar a llamar a la funeraria, misma banca, si, la misma en la que decidí que no podia dejar que ella no supiera lo que sentía, algo irónico esta situación, esa vez me decidí a revelar un secreto y hoy espero conseguir el valor para mantener guardado uno, no hay ningun perro cerca, solo un huachiman al otro extremo del parque. Luego de treinta minutos tratando de enterrar más ese secreto, casi creyendome que todo es mentira y que sentir culpa por algo que no ha pasado es de lo más tonto en la vida, veo a un señor que llega y se sienta en el banco junto al mio, en ese momento pense que quiza por gracia divina me habian mandado un mensajero, él me dará un sermón o un consejo y será justo lo que necesito para solucionar mi situación actual, vamos anciano, suelte algo de sabiduria, ...nada, solo esta ahi sentado, incluso parece estar dormido, parece ser su rutina diaria, lo que espero solo sucede en las peliculas, no es real, estar desesperado realmente te hace creer cualquier cosa, solo hay que seguir pensando desde mi banca, dejemos la fantasia de lado, regresemos a la relidad, luego de media hora se hace noche y ya me estoy sintiendo más calmado, creo que ya es hora de regresar a casa.
- Disculpa, ¿me podrias decir la hora? -oigo y vuelvo la mirada.
- Claro señor, son las seis y media.
- Gracias hijo, vaya con Dios.
Un señor religioso asumo, bueno, no cambia nada, seguire mi camino a casa.
..un momento.
- Disculpe, señor, usted viene todos los dias a este parque, ¿es algo asi como una rutina para usted? -tenia que preguntarle.
- No, es solo que a veces salen mis hijos y yo tiendo a olvidarme llevar la llave de la casa asi que tengo que esperar hasta la noche para encontrar a alguien en casa que me abra la puerta.
- Oh, entiendo, y ¿le pasa a cada rato?.
- Tantas veces como a un hombre de mi edad le puede pasar.
Eso que me dijo me trajo devuelta todo lo que sentía antes de llegar al parque, toda esa culpa que sentia volvió, nunca debí preguntarle algo a ese señor, soy un tonto, solo queria cerciorar un hecho y termine arruinando todo el tiempo que me tomo tranquilizarme, entonces el señor dijo algo, no lo recuerdo, mi mente estaba otra vez descontrolada, salgo de mi inconciencia y le digo adios al anciano y me dirijo a la casa, fingire algún dolor de cabeza y me iré a dormir, asi despues de dormir un rato se me pasara el descontrol mental, ni bien llego a la casa él me llama, tengo que ir, no se le puede poner excusas en ese momento.
- ¿A donde fuiste? -me pregunta él.
- Al parque, fui un rato a respirar aire puro, no todos tienen un tanque de oxigeno como tú -una broma para calmar el ambiente, la sonrisa es como un calmante, no tan efectivo como las tres que se toma diario pero de algo servirá- ¿Deseas algo más hermano?, es que tengo frió y quiero cambiarme de ropa por algo más comodo.
- Ve nomas- me dice con un rostro calmado y a la vez decepcionado.
Ni bien me dirijía a mi cuarto recorde lo que pasó con el viejo en el parque, no puedo estar asi todos los días, estar tan voluble a unas cuantas palabras, ¿Asi va a ser todos lo dias?, eso es miedo, es lo mismo que siento no diciendole nada a mi hermano. Parece tan simple la decisión que tomé, me diriji a su cuarto y le dije:
- Hay algo importante que tengo que decirte.
- ¿Qué?
- Yo sé cuando va a suceder
- ¿Qué cosa?
- YO SÉ CUAL VA A SER EL DÍA DE TU MUERTE.
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